Decía el poeta "Caminante no hay camino, se hace camino al andar" y en eso estamos. En el camino.
Nuestro bien más preciado
Había una vez un hombre sentado en la puerta de la iglesia de su pueblo, cuando pasó por allí otro hombre:
- Soy un pobre hombre que no tiene nada de nada. Estoy en la ruina más absoluta. Soy el más desgraciado y desposeído de este pueblo.
- ¿Quieres dinero? - le preguntó el visitante.
- ¿Lo ves? Hasta tú que no me conoces de nada me ofreces limosna... Que situación más desesperada la mía!
- Te equivocas, amigo. Yo no te ofrezco limosna, yo quiero comprarte algo.
- Si no estuviera tan desesperado me reiría. ¿Qué quieres comprarme si no no tengo nada de nada? ¿Es que no ves los harapos que cubren mi cuerpo?
Continuará...
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