Nuestro bien más preciado. Segunda parte

- Pues no, no los veo. Tengo la vista muy maltrecha, pero un famoso cirujano me garantizó que si le conseguía un par de ojos sanos, él me la podría restablecer. Así es que... te compro los tuyos.

El hombre de poco no cae por las escaleras del susto. Ese hombre estaba loco o quizás borracho.
- No, no he bebido nada - le dijo el desconocido, como si hubiera adivinado lo que estaba pensando.- Te ofrezco un millón por tus ojos...

- Estás loco. Lárgate de aquí antes de que té dé una patada.

- Claro! Eso es! También podría ofrecerte un millón por tus pies, los míos ya no me aguantan i...

El hombre se levantó de golpe y levantando el puño amenazó al visitante y le gritó:

- Si no te vas de mi vista te voy a golpear...

- Dos millones por tus manos!

Cuando el hombre vió que el extranjero tenía dos muñones en el lugar dónde debería tener sus manos, se dió cuenta que aquellas propuestas iban en serio.

- Vete, por favor. No quiero ni puedo venderte nada de lo que me pides.

- Eres muy afortunado. ¿Sabes?

El hombre agachó la cabez y murmuró:

- Acabo de descubrirlo gracias a tí.


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